El estímulo a esa forma de inteligencia esta muy bien fundamentado en los estudios de Piaget. Según su concepción, el entendimiento lógico-matemático deriva inicialmente, de las acciones del niño sobre el mundo cuando, aún en la cuna, explora sus chupetes, sus sonajeros, sus móviles y otros juegos para, enseguida, formarse expectativas sobre cómo se comportan en otras circunstancias. Es evidente que, en algunos casos, la inteligencia lógico-matemática aparece mucho más elevada y el individuo, incluso sin estímulos adecuados, puede hacerla «brillar», pero más evidente aún es que los padres o la escuela que sepan cómo estimularla obtendrán resultados mucho más significativos de los que imponen las matemáticas como un perverso desafío. El alumno, así como es alfabetizado en el descubrimiento de los signos de las letras y con ellas forma sílabas y palabras, necesita ser «alfabetizado matemáticamente» cuando, al descifrar los signos matemáticos, conquista la permanencia del objeto, descubriendo que posee una existencia separada de las acciones específicas del individuo. Al reconocer la «permanencia» del objeto, pensar y referirse a él en su ausencia, el niño se vuelve capaz de reconocer las semejanzas entre objetos, ordenándolos en clases y conjuntos. Más tarde, hacia los cinco años, deja de contar mecánicamente una serie de números y aplica ese valor, utilizándolo para conjuntos de objetos. Finalmente, hacia los seis o siete años, confrontando dos conjuntos de objetos, el niño puede identificar el número de cada uno, comparar los totales y determinar cuál es el que contiene mayor cantidad.
Fuente: Antunes Celso A. “Inteligencias múltiples: como estimularlas y desarrollarlas” – Alfaomega grupo editor.
JUEGO DE INGENIO NUEVO
Para esta semana les dejo otro ejercicio para el desarrollo de la inteligencia Lógico-matemática
¿Qué numero sigue? y ¿por qué?