Las muchas y diversas imágenes que tiene de usted mismo pueden, desde luego, ser positivas o negativas. Es decir, pueden ser beneficiosas para que usted consiga lo que quiere, o pueden limitarlo o debilitarlo.
Tienen la posibilidad de capacitarlo o descapacitarlo. Por ejemplo, quizá usted se vea a sí mismo como una persona naturalmente extrovertida y sociable, y es posible que ello potencie su eficacia empresarial de todo tipo de maneras ya que su comportamiento real es conforme a esa imagen positiva y sana.
De modo similar, usted podría verse como una persona buena con los números: una cualidad capacitadora para cualquier directivo responsable de presupuestos y control de costos. Su destreza real son los números entonces será mejor y su vida de negocios asimismo se beneficiará de ello. Asimismo, una autocreencia negativa quizá, “soy muy desorganizado” o “nunca soy puntual” dará resultados reales negativos, lo cual entorpecerá su eficacia como directivo.
Estas autocreencias positivas y negativas controlan todos los aspectos de su comportamiento, aunque usted no sea consciente de ellas. Es una buena idea enumerar esas creencias que sabe que se aplican a usted mismo personalmente: el tipo de cosas que en su interior se repite sin darse cuenta. Es mejor dejar que las autocreencias positivas, sigan por sí solas su espiral ascendente de capacitación. Son las negativas las que deben localizarse, para luego enfrentarlas directamente con el fin de lograr un cambio. ¿Cuán a menudo ha oído este tipo de expresiones?
No soy capaz ni de trazar una línea recta
Tengo mal oído musical
No podría dar una conferencia ni, aunque me pagaran
Soy inútil para recordar los nombres
La mente se me pone en blanco
Parezco más viejo de lo que soy
No soporto el acento que tengo
Soy un lector lento
No sirvo para nada mecánico
Por lo general la gente se toma lo que digo por el lado equivocado
Supongo que soy testarudo cómo mi padre
Siempre llego tarde
En realidad, no soy una persona saludable
Sugiero que escriba sus propias listas: una positiva y una negativa. Ello le ayudará a ser más objetivo y a conocerse mejor a sí mismo. También, quizá le ayude a detectar qué creencias son sus sensatas y cuáles son bastante irracionales; cuáles son capacitadora auxiliándole a alcanzar sus metas, y cuales son limitantes, bloqueándole de conseguir aquello que por lo demás sería bien capaz de lograr.
Una comprensión clara de sus propias auto creencias es el primer paso vital para entenderse y embarcarse en los necesarios cambios con el fin de estar a la altura de su verdadero potencial.
Fuente: Pensar para la excelencia – Alder Harry. Edit. EDAF